En este capítulo quisiera mostrar el vínculo específico entre antisemitismo y modernidad. Quiero argumentar que no se trata de una casualidad el que la vieja judeofobia de tintes religiosos, poco a poco haya dado paso al antisemitismo moderno. Más bien, la lógica de la modernidad se inscribe, por así decirlo, en la lógica del antisemitismo. Tanto la percepción de la realidad social como las lógicas explicativas que los contemporáneos tenían a mano, muestran una afinidad electiva con el antijudaísmo, cambiando y “modernizando” algunas de sus apariencias, pero dejando intacta su esencia discriminatoria. Y es en esta modernización en la que se introducen algunos cambios fatales que convierten el antisemitismo en una de las cosmovisiones más mortales del siglo XX.

Quisiera desplegar cómo el antisemitismo es el intento de dar respuestas a los problemas que surgen con la modernidad y que ciertamente existen hasta hoy en día. Justamente porque los problemas básicos de la modernidad todavía tienen vigor en la actualidad, el antisemitismo como posibilidad de explicación y actuación sigue vigente, a pesar de que después de Auschwitz sus principales formas de apariencia han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos.