Los perpetradores se encuentran en un espacio social normativo. Es decir, por un lado, siguen ciertas normas sociales, pero por otro lado, seguir estas normas parece contravenir otras normas ciertamente superiores que permiten identificar sus actos como reprochables. Esto significa también que, para poder perpetrar, para poder despreciar al otro, uno tiene que silenciar o invisibilizar, de alguna forma, la reprobación moral de aquellas normas sociales que pretenden evitar el sufrimiento, y que previenen la desintegración social.

El objetivo de este texto es, por tanto, alumbrar la relación entre el desprecio y los perpetradores y desplegar los mecanismos de invisibilización y silenciamento que facilitan la relación de los desprecios por parte de los perpetradores.

Para ello, despliego primero un lenguaje teórico que entiende el sufrimiento que se inflige a otros como un desprecio, como una violación de normas sociales de mutuo reconocimiento. En un segundo paso muestro cómo se refleja el desprecio de la víctima también en el perpetrador. En una tercera parte ofrezco una sistematización analítica de los diferentes mecanismos de silenciamiento o invisibilización de las normas sociales que impiden cometer agresiones dentro de la sociedad. Finalmente, muestro que resulta imposible invisibilizar por completo la voz del sufrimiento y cómo el sufrimiento se mantiene a pesar de toda mediación como fuerza externa también frente a los perpetradores.